Vargtimmen - Bergman

Título original: Vargtimmen
Año: 1967
Director/guión: Ingmar Bergman
Música: Lars Johan Werle
Fotografía: Sven Nykvist (B&W)
Reparto: Max von Sydow, Liv Ullmann, Erland Josephson, Gertrud Fridh, Ingrid Thulin, Gudrun Brost, Naima Wifstrand, Ulf Johanson, Bertil Anderberg, Georg Rydeberg

Sinopsis: La historia surge del diario del pintor Johan Borg (Max Von Sydow) y es narrada por Alma (Liv Ullmann), su mujer. La isla donde llegan a vivir los Borg está habitada también por los Von Merken que poseen un círculo de amistades dantesco. Johan comienza a ser dominado y devorado por sus propios demonios internos. Sus pinturas atormentadas no dejan duda de su compleja psicología, y sus pesadillas confieren a la película la sensación que sentíamos cuando niños al escuchar un cuento de espanto. Alma asiste a la descomposición mental del pintor, en un proceso de alienación progresiva que se asimila a su propio aislamiento creativo.

Los personajes aislados son una constante en el cine de Bergman. De hecho muchas de sus películas se desarrollan en una isla (A través de un vidrio oscuro, Persona, Vergüenza, La pasión de Ana, Escenas de la vida conyugal), la que incide manifiestamente en esta individualidad excluyente de los personajes que se refugian en ella para enfrentarse, o evitar enfrentarse, a sus problemas esenciales: miedos, traumas, angustias, locura, obsesión, incomunicación, tristeza y soledad.

Nota: La Isla de Faro, en el mar Báltico, fue el gran amor de Bergman y su residencia desde los años 60’s. Esta isla forma parte del archipiélago de Gotland y sólo se puede llegar a ella por ferry desde Suecia. Es una isla rocosa, como se aprecia en “La hora del lobo”, y se encuentra en constante investigación arqueológica, ya que los estudios han revelado que esta isla ya tenía habitantes hace tres mil años. Hay numerosos vestigios históricos como fundaciones de casas de la época de la Edad de Hierro y restos de una iglesia, además de varias aldeas de pescadores.

En resumen: Esta película se mueve entre la vigilia y el sueño, entre la lucidez y la locura. Hay símbolos, imágenes, elementos surrealistas y oníricos capaces de aterrar al más impávido, ya que Bergman se desenvuelve, como ningún otro, en las tinieblas de las emociones humanas. Hay escenas en las que somos mudos testigos de las alucinaciones más aterradoras de la historia del cine, llegando al punto de no querer oír, ver o sentir lo que se nos anuncia por adelantado. Es todo un ejercicio de imaginación y virtuosismo cinematográfico…Grande Bergman!